Bruselas lanza su ofensiva más enérgica contra Google. La Comisión Europea tiene ya lista una multa récord al gigante estadounidense por abuso de posición dominante a través de Android, su sistema operativo para móviles. El gigante tecnológico exige a los fabricantes de dispositivos que emplean este sistema la instalación por defecto de determinadas aplicaciones propias como el buscador de Google o el navegador Chrome. Esta es una de las prácticas que las autoridades europeas juzgan contrarias a la competencia y que le valdrán el mayor castigo impuesto nunca por un caso antimonopolio. El anterior récord europeo también lo alcanzó Google.

Tras muchos meses de investigación, el proceso está ya concluido y se espera que la decisión se comunique este miércoles, según ha podido saber EL PAÍS. La Comisión Europea tenía claro que cerraría este caso antes de las vacaciones, pero había dudado entre imponer la sanción a la firma estadounidense la semana pasada o esta. La tensión alcanzada con la visita del presidente estadounidense, Donald Trump, con motivo de la cumbre de la OTAN aconsejó posponer la multa. Porque una iniciativa tan adversa contra una empresa estadounidense podría haber inflamado más la ya deteriorada relación entre Washington y Bruselas. El Ejecutivo comunitario ha intentado también alejar lo más posible la decisión de la visita que hará el presidente de esta institución, Jean-Claude Juncker, a Trump la próxima semana en la Casa Blanca. Ambas instituciones han confirmado este martes que el encuentro se producirá el 25 de julio. Pese a todo, el impacto en los ánimos del magnate estadounidense es incierto. Las grandes tecnológicas nunca han sido el sector preferido del actual presidente, que veía a este sector muy partidario del anterior mandatario, Barack Obama.

La multa por abuso de posición dominante con Android superará los 2.424 millones impuestos en 2017 a Google por favorecer de forma sistemática a Google Shopping, su servicio de comparación de precios. El motivo es que el alcance de este caso es muy superior al del comparador de precios, ya que el 90% de los móviles en Europa incorporan Android. Y esa cuota ha crecido vertiginosamente en los últimos años. Con las pesquisas abiertas por este caso, Bruselas trataba de indagar si, valiéndose de esa posición privilegiada, Google favorece sus propias aplicaciones (mapas, correo electrónico…) y, por tanto, desplaza a otros competidores. Ante las sospechas fundadas de que era así, en abril de 2016 abrió un pliego de cargos a la firma (el primer paso del proceso de infracción en competencia) y finalmente ha optado por una multa récord.

Los cálculos sobre el perjuicio que Google ha ocasionado a sus competidores al exigir un trato favorable hacia sus aplicaciones en los dispositivos Android elevan la sanción al entorno de los 4.000 millones de euros. Pero más que la multa en sí, las mayores repercusiones para la compañía pueden venir de los remedios que exigirá le Bruselas para cumplir con las leyes europeas de libre mercado, según explican fuentes comunitarias.

El año pasado, Google ya recibió la mayor multa antimonopolio impuesta nunca por la UE. El anuncio se realizó hace poco más de un año y la sanción ascendió a 2.424 millones de euros por vulnerar la competencia en el mercado de las búsquedas por Internet. El caso entonces aludía específicamente al servicio de comparativas de precios. La Comisión acusaba a Google de unas prácticas que favorecían sus propios servicios y anuncios de pago sin que los usuarios fueran conscientes del sesgo.

Android tiene un dominio absoluto de los sistemas operativos móviles que gobiernan smartphones y tabletas. La cuota de mercado mundial es del 85,9% frente al 14% de iOS, que usan los iPhone de Apple, y el 0,1% de otros sistemas (fundamentalmente Windows), según la consultora especializada Gartner. También la práctica totalidad de los fabricantes, salvo Apple, incorporan el sistema de Google a sus dispositivos (Samsung, Huawei, Xiaomi, Oppo, LG, Sony, Vivo, etcétera).

Antes de los casos de Google, la mayor multa de las autoridades europeas de competencia había recaído en 2009 en Intel, que se enfrentaba a un pago de 1.060 millones. Pero tras un largo litigio, la justicia europea dejó en suspenso la decisión el año pasado. Ocho años después de que Bruselas aplicara un castigo récord al fabricante estadounidense de microchips por abuso de posición dominante, el Tribunal de Justicia de la UE anuló la sentencia. Los jueces comunitarios devolvían el asunto por defectos de forma al Tribunal General, que en 2014 dio la razón a Bruselas. Ese regreso supuso para Intel una nueva oportunidad de esquivar la multa o ver su cuantía reducida, pero no implicaba que vaya a ser anulada.

Fuente: El País