El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha puesto en duda los planes del Gobierno sobre los objetivos previstos para energía para las próxima tres décadas. «Nadie es capaz de anticipar la tecnología que habrá en 2050, como nadie supo anticipar que en 2018 iba a primar la energía fotovoltaica», ha destacado. «Nos aflora nuestro quijotismo y el hecho de que tenemos que ser mejores que todos y que Alemania», dijo en el sentido de que los objetivos de España de reducir las emisiones en 2030 sobre 2005 son el 48% frente al 33% que plantea la UE.

Brufau, que ha participado en el 16 Encuentro del sector energético organizado por IESE y Deloitte, ha reseñado que «definir objetivos es muy importante, pero esos objetivos hay que revisitarlos para ver si estamos en el camino adecuado». En ese sentido, ha sido incisivo con el futuro del vehículo eléctrico, sobre el que el Ministerio para la Transición Ecológica ha fijado que en 2040 no se podrán matricular vehículos de combustión y en el que precisamente su empresa se ha metido con la marca Wible, y se ha explayado en las críticas a los planes gubernamentales. «¿Qué sabrá usted del vehículo de combustión interna?», se preguntó de forma mayestática, para luego abundar en que «el coche eléctrico será competitivo y funcionará con renovables, pero no antes de 2025».

Para el ejecutivo de Mollerusa, que destacó su condición de ser de pueblo, «estamos en un momento de agitación energética y me preocupa que se prime una tecnología no madura con dinero público». A su juicio, hay que buscar la ruta más eficiente en costes para reducir las emisiones y escoger las tecnologías que ya son maduras, así como que el sector privado tiene que financiar las tecnologías en fase de desarrollo, mientras el sector público tiene que financiar las que no están en manos de los privados, como la iluminación o las flotas de movilidad urbana.

Además, advirtió que alcanzar el objetivo de reducir 60 millones de toneladas de CO2 a 2030 que marca la UE, frente a los 120 millones de toneladas que se quiere autoimponer España, «se puede conseguir sin costes para el ciudadano» a través de eficiencia energética y movilidad (mediante la sustitución del parque de vehículos de más de 13 años de antigüedad por nuevos), con 20 millones de toneladas de reducción cada uno, y con el impulso a las renovables.

Bogas pide flexibilidad

Por su parte, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, ha subrayado que los planes que se tracen desde el Gobierno no deben «estar escritos en piedra». «Es cosa buena tener un plan porque ordena la cabeza, pero debe ser adaptable», ha reseñado, para decir luego que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, cuyo borrador llevará la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, al Consejo de Ministros el próximo 22 de febrero, debe «tener capacidad de adaptación a las circunstancias con las que nos vamos a encontrar en el futuro». 

A su juicio, España parte de una situación «envidiable» para afrontar la transición, porque ahora no hace falta instalar nueva capacidad, por lo que el principal problema es adaptar la incorporación de las renovables  y el cierre de las centrales térmicas». No obstante, que en 2025 habrá falta de capacidad para sostener la demanda eléctrica y habrá un déficit de entre 9.000 y 13.000 megavatios (MW), de los que unos 3.000 se pueden cubrir con baterías y entre 3.000 y 5.000 con bombeo. En ese sentido, ha destacado que el Gobierno de turno «no debe cometer errores y no sustituir energía térmica por térmica». «Alargar el carbón va contra los tiempos», ha añadido.

Asimismo, advirtió de que si se produce un recorte en la retribución a las eléctricas por sus actividades de redes y transporte (del 6,5% actual al 5,6% propuesto por el Ejecutivo para el periodo 2020-2025) quien tendrá «un problemón será el Gobierno de turno», ya que las compañías «no vamos a hacer nuevas inversiones».

Mientras, el director general de Gas y Electricidad de Naturgy, Manuel Fernández, defendió que el gas natural jugará «un papel fundamental» en la transición energética al menos hasta 2050. El directivo valoró que en 2030 la penetración de renovables en el mundo será del 14%, por lo que «quedan otros 86 puntos para las demás energías, y la única en todos los escenarios que crece es el gas».

Fuente: El País