Trinitario Casanova, dueño del holding Baraka, que colaboró en la cesión del Edificio España de Wanda a la cadena hotelera RIU el año pasado, pide al Ayuntamiento de Madrid y a los jueces paralizar la reforma del emblemático edificio por supuestos problemas de seguridad. En un comunicado difundido este martes, Baraka afirma que RIU se niega a ejecutar «todas las obras de refuerzo y consolidación estructural para adecuarlo a la normativa vigente y que podrían poner en peligro la estabilidad del edificio». Pero la compañía hotelera lo niega. “Los trabajos continúan con todas las garantías para abrir el hotel en 2019”, afirma en un comunicado de respuesta.

La pugna entre Baraka y RIU estalló a finales del pasado mes de agosto. Casanova demandó entonces ante los juzgados de Madrid a la compañía hotelera por su negativa a escriturar 15.000 metros cuadrados comerciales del inmueble, comprometidos, según su tesis, a favor de Baraka Renta SL. El grupo mallorquín, en cambio, contestó que no era cierto que Baraka tuviera “ningún contrato de derecho a compra o a escriturar la zona comercial del Edificio España». Y acusó a Casanova de no haber logrado encontrar inversores para la gestión del espacio comercial.

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En su nueva demanda, que Baraka va a presentar ante los juzgados de primera instancia de la capital, el holding de Casanova alega que la renuncia del estudio de arquitectura RCCyP a reformar el espacio se debe a que RIU decidió llevar a cabo las obras al margen de un informe “sobre los condicionantes que la arquitectura y cimentación del edificio España imponen a su rehabilitación, fecha 9 de febrero de 2017″, que fue redactado por el Instituto Técnico de Materiales y Construcción (INTEMAC).

Según Baraka, dicho informe recoge una serie de condiciones para las obras (como hacer refuerzos en todo el edificio) que fueron preceptivas para obtener la licencia y que afectarían a la conservación de la fachada frontal y lateral del emblemático edificio. RIU se comprometió a realizar esos trabajos después de que el Gobierno de Manuela Carmena obligara a ello en el marco de su plan de defensa del patrimonio histórico y cultural de Madrid. En cambio Wanda, que se negó a acatar dicha condición, salió de la operación y vendió a RIU el edificio en junio de 2017 por 272 millones.

RIU mantiene sus planes

La cadena hotelera, sin embargo, afirma que las acusaciones de Baraka son “absolutamente falsas”. Añade que el edificio “se está reforzando del todo, de abajo a arriba, tanto para la zona comercial como para la zona de hotel”. Aunque reconoce que, si bien el edificio fue “ejemplarmente construido en su época” y “está excelentemente conservado”, es necesaria “una reforma en profundidad (…) y por ello se está poniendo en práctica este refuerzo en cimentación, pilares, vigas y forjados».

RIU también tacha de “temeraria” la acusación de Baraka, y remarca que tiene la «total confianza en la dirección facultativa de la obra», formada por un arquitecto director del proyecto, un ingeniero de Caminos redactor del proyecto de estructuras y un arquitecto técnico director de ejecución material.

Los juzgados de la capital deberán ahora pronunciarse sobre la demanda interpuesta por Baraka, aunque RIU confía en que este último capítulo del enfrentamiento con Trinitario Casanova no afectará a los plazos previstos de apertura del nuevo hotel de cuatro estrellas. El futuro RIU Plaza de Madrid será el primer hotel urbano de la cadena hotelera en la capital de España y se prevé que se convierta en el buque insignia de la compañía en el país. El proyecto contempla 585 habitaciones, 18 salas de reuniones, dos restaurantes y piscinas, y un skybar en la azotea.

Fuente: El País