Vivimos en un mundo semiconcienciado. Reciclamos, apagamos la luz cuando salimos de la habitación, cerramos el grifo al cepillarnos los dientes y usamos más el transporte público. Nuestra rutina medioambiental dista mucho de los hábitos de las generaciones anteriores, y sin embargo, haber batido en 2017 el récord de emisión de CO2 de los últimos 800.000 años nos advierte de la urgencia por seguir mejorando. España es el cuarto país europeo donde más crecieron esas emisiones, un 7,4% en relación al año anterior.

Para contribuir a ese compromiso, la Comisión Europea impulsa desde 1999 la Semana Europea de la Movilidad, cuyo fin es sensibilizar al conjunto de la sociedad sobre los beneficios de una movilidad sostenible. La edición de este año introduce el concepto multimodalidad, la combinación de varias formas de transporte dentro de un mismo viaje; por ejemplo, viajar con la bicicleta en el metro o autobús para realizar viajes más largos sin necesidad de coger el coche. Como novedad, este año se suma como coordinador nacional el nuevo Ministerio de Transición Ecológica, que animará a participar tanto a entidades nacionales como a los ayuntamientos. El año pasado España fue líder en esta iniciativa, con 467 ciudades de un total de 2.526 urbes europeas.

En 2015 se celebró la Cumbre del Desarrollo Sostenible, en la que participaron 193 Estados miembros y se creó la Agenda 2030, cuando se deberán cumplir 17 objetivos de desarrollo sostenible. No solo pretenden la erradicación de la pobreza o el hambre, sino también preservar el medio ambiente y luchar contra el cambio climático. En concreto, el objetivo 11º se centra en el impacto de la movilidad, para que las ciudades sean lugares seguros y sostenibles. Para lograrlo, se pretende proporcionar acceso a sistemas de transporte capaces de mejorar la seguridad vial y reducir el impacto ambiental de las ciudades. Junto a los organismos públicos, las compañías juegan un rol clave en la consecución de dicho objetivo 11º; desde la promoción del transporte público y la bicicleta entre empleados, clientes y proveedores, hasta el fomento de la utilización de vehículos de empresa con criterios de eficiencia energética. El margen de actuación es muy extenso y puede ampliarse más a través de la innovación y la tecnología.

Todas estas metas precisan de una legislación nacional que las avale para lograr verdadera eficacia. El nuevo Gobierno ha situado la política medioambiental entre sus prioridades, como certifica la creación del ya mencionado Ministerio de Transición Ecológica. Está desarrollando proyectos como la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, esencial para cumplir los compromisos del Acuerdo de París y de la Agenda 2030 contra el calentamiento global.

Se han anunciado también impuestos al CO2, a los residuos tóxicos y a las bolsas y embalajes. En nuestro país, los impuestos medioambientales suponen un porcentaje bastante inferior a la media europea en relación al PIB. Con estos nuevos impuestos se estima que la recaudación fiscal verde podría incrementarse en 6.700 millones de euros. Además, será prioritario el de emisiones de CO2, junto al que se estudia aplicar un fondo verde para impulsar la eficiencia energética doméstica, bonificar el transporte público y crear préstamos a bajo interés para afianzar la movilidad sostenible.

A nivel provincial también se han desarrollado iniciativas para reducir las emisiones de CO2 y promover el desarrollo y transporte sostenible, con especial acogida en Madrid y Barcelona. Ejemplo de ello es el carsharing eléctrico, que beneficia al medio ambiente y a los usuarios, al ofrecerles una alternativa para ahorrar en gastos fijos del seguro o el mantenimiento del vehículo propio.

El aumento de las iniciativas y de los ciudadanos participantes en ellas es un buen indicador para proteger y cuidar el entorno. No podemos relajarnos; el ciudadano de a pie y las corporaciones somos responsables tanto de los productos y servicios que consumimos como de los procesos de distribución que empleamos. Es de vital importancia que todos estemos alineados en la lucha por combatir una contaminación atmosférica que cada año afecta a millones de personas en todo el mundo. Es nuestro deber común completar la concienciación tanto como podamos.

 José Carlos Espeso es Coordinador de movilidad sostenible de Calidad Pascual

Fuente: Cinco Días