Aston Martin está en una nueva película y, de momento, parece ir bien en taquilla. Tras seis años en números rojos, la mítica marca británica vinculada a la saga del agente 007 cerró el año pasado con un resultado positivo y la tendencia se mantuvo en el primer trimestre de 2018, en el que la compañía registró un incremento del 3% del beneficio operativo, hasta los 43,7 millones de libras esterlinas (49,6 millones de euros), y una facturación de 185,4 millones de libras. Las ventas —más de 5.000 unidades en 2017— fueron impulsadas sobre todo por sus modelos DB11 y Volante, los dos primeros de una serie de siete que el fabricante se ha puesto como meta en su llamado Second Century Plan, la estrategia que el consejero delegado de la firma, Andy Palmer, diseñó tras tomar los mandos del grupo en octubre de 2014.

Palmer, nacido en 1963 en Stratford-upon-Avon, la ciudad famosa por William Shakespeare, es un hombre de la industria que comenzó en Rover y desarrolló una larga carrera en Nissan, empresa que dejó para sustituir a Ulrich Bez, que se retiró de Aston Martin con 70 años. Parecía entonces muy claro que la marca necesitaba un revulsivo y, por lo que se ve, Palmer se lo ha dado. “Hay una visión, un futuro, Palmer sabe donde va y lo que quiere. Ha hecho una empresa nueva de 105 años”, explica Enrique Lorenzana, el flamante director de ventas para Europa. El ejecutivo español, que en mayo se incorporó a la firma procedente de Maserati, rezuma entusiasmo por el proyecto. “Hoy en la fábrica de Gaydon todo es producto nuevo. Sobre los pilares del grupo: coches deportivos, de lujo y hechos a mano, se comezó con el DB11 (cupé y cabrio), salió el Vantage y ahora el DBS. El próximo modelo es el SUV, el DBX, un modelo que nos va a cambiar la vida y nos dará mucho más volumen de venta dentro de una producción que nunca será masiva. Alguna marca de lujo lo ha hecho y ya no es lujo, es premium, y si sigue por ese camino acabará siendo generalista. No queremos hacer eso en Aston Martin”, enfatiza.

Mercado clásico

El mercado de los coches clásicos, que vivió un auge hasta 2014, se ha desinflado desde entonces pero sigue atrayendo tanto a coleccionistas como a inversores que buscan un valor refugio. Lo que ha cambiado es que hoy el comprador es más selecto y exigente. Y es aquí donde marcas como Aston Martin hacen la diferencia. El año pasado, un DBR1 de 1956 fue el clásico más valorado en una subasta: 22,5 millones de dólares. Fue uno de los siete de la marca entre los 100 mejor pagados en el periodo 2016-17, por detrás de Ferrari (48) y Porsche (11). El fabricante cuenta con un servicio de restauración y certificación de sus clásicos y hay un proyecto para potenciar este negocio que, solo en subastas, roza los mil millones de euros.

Aston Martin tiene un duro rival a batir que es Ferrari. El grupo italiano tiene una docena modelos en venta, incluyendo alguna edición especial y los coches de carrera, los llamados hypercar. El fabricante británico también tiene en estos dos últimos segmentos al Zagato (edición limitada) y al Valkyrie, un producto desarrollado en colaboración con Red Bull Racing, un socio tecnológico de Aston Martin tanto para la Fórmula 1 como para esos proyectos paralelos de coches de competición. La firma también pretende plantar cara con su DB11, su vehículo más pequeño, al popular modelo 911 de Porsche.

El brío que ha ganado Aston Martin en el último año ha especulado la posibilidad de la que marca salga a Bolsa. A principios de año fuentes del mercado recogidas por las agencias Bloomberg y Reuters aseguraron que el consejo de la empresa había contratado al banco estadounidense Lazard —con sede en Bermuda— como asesor en una operación que valoraba a la empresa entre 4.500 y 5.000 millones de euros. La idea es emular a Ferrari que, desde que cotiza en 2015, sus acciones han pasado de 52 a 135 dólares en Wall Street, alcanzando una capitalización superior a los 25.500 millones de dólares. Las buenas perspectivas también han frenado cualquier cambio en la participación accionarial de Aston Martin, donde el fondo italiano Investindustrial permanece como el mayor accionista, con un 37,5% del capital, seguido de varios fondos kuwaitíes (que en conjunto cuentan con un 54,5%) y Daimler (5%).

Lorenzana se abstiene de hablar de los aspectos financieros de la compañía y se centra en su reto de ampliar el mercado de la marca británica, sobre todo en el sur de Europa, donde carece de suficiente presencia. “El lujo es personal, para vender coches de alta gama el servicio al cliente debe ser muy personal. Y eso empieza por los concesionarios. Se necesita una red fuerte, muy bien atendida y rentable. Si el concesionario gana dinero lo reinvierte en la marca y se forma el círculo virtuoso que nos favorece a todos. El año pasado en España el margen de los concesionarios fue del 1,2%, es decir que muchos perdieron. Los que mejor lo hicieron lograron un 2,5%. Pues en la marca que estaba trabajando antes [Maserati] obtuvieron un 4,5%, el porcentaje que te permite entrar en ese círculo virtuoso”, reflexiona Lorenzana.

“España es un mercado fatástico para el lujo y Aston Martin solo tiene un concesionario en Barcelona. Esto va a cambiar de inmediato. En septiembre tenemos previsto abrir en Madrid asociados con Tayre y antes de finales de año prevemos estar en Marbella, un lugar indiscutible para los productos de lujo próximo a Sotogrande y Gibraltar, un corredor único para los clientes de coche de lujo británicos. También abriremos dos puntos de venta en el País Vasco y Galicia, que tendrán un par de unidades y un vendedor, y que dependerán de alguno de los tres concesionarios. Lo que tenemos claro es que un potencial cliente no se hará 600 kilómetros para comprar un coche de 200.000 euros, tenemos que acercarnos a él”, enfatiza Lorenzana.

Como el resto de la industria, el fabricante británico no es ajeno a la tendencia a la electrificación del automóvil. Lorenzana aclara que estas unidades, a las que llaman vehículos cero emisiones, se desarrollarán bajo la marca Aston Martin Lagonda. Este último nombre pertenece a un emblema centenario que está dentro de Aston Martin. En el pasado Salon de Ginebra se presentó el Lagonda Visión Concept, un crossover 100% eléctrico cuya autonomía, según el fabricante, será de 650 kilómetros. Las primeras unidades totalmente eléctricas del fabricante están previstas para 2019.

Fuente: El País