Cuatro ejecutivos de Isolux Corsán encabezados por quien fue el responsable de la filial estadounidense y, posteriormente, director general corporativo, Federico Ávila, han puesto en marcha la nueva Lantania. La constructora, centrada en el mercado español, surge de la compra de negocios de la despiezada Isolux por 26 millones de euros.

El director general corporativo es Andrés Álvarez; Luis Corrales gestiona el negocio de energía, y José Alberto Carrasco conduce las obras del ciclo del agua e infraestructuras. Los tres tuvieron responsabilidades sobre el negocio de Isolux en España.

Los ejecutivos de Lantania han asumido un equipo de 117 personas del grupo quebrado y han continuado con la contratación, alcanzando ya los 160 trabajadores. La antigüedad media de la plantilla es de nueve años y su experiencia, de 22 años. Bajo la presidencia de Ávila, Lantania parte con una cartera de contratos de 214 millones de euros, repartidos en 26 proyectos, y activos valorados en 70 millones.

La parte adquirida tras realizar oferta a la administración concursal supone alrededor del 15% del negocio de la antigua Isolux

La empresa, que cuenta con el apoyo financiero de un fondo español, acaba de hacerse con las certificaciones de contratista del sector público y dice tener identificadas oportunidades de licitación por 13.000 millones en el mercado local. Su foco está puesto en la obra pública, tanto en infraestructuras de transporte como hidráulica, edificación y energía.

Vocación de crecimiento

El equipo directivo ultima un plan estratégico 2018-2022, periodo en el que prevé superar los 200 millones en ingresos, con lo que Lantania aspiraría a colocarse en el top 10 de la construcción española. Ya en 2019 el reto es estar por encima de los 100 millones en ingresos.

Federico Ávila asegura tener a la nueva compañía en posición de beneficio operativo y persigue licitaciones por 200 millones en lo que resta de año, principalmente del Adif. Para el próximo ejercicio espera concursar por más de 1.000 millones en obras. «Nuestra intención es estabilizar el negocio en España y lanzarnos, posteriormente, a una internacionalización muy ordenada», afirma el presidente de la constructora. Los mercados prioritarios a medio plazo serán del norte de Europa y Latinoamérica.

El crecimiento de Lantania, afirma Ávila, podría verse acelerado por la compra de constructoras regionales y fabricantes relacionados con la construcción y sector energético. Pese a descartar la inversión en concesiones, la empresa busca ya socio de perfil financiero para construir carreteras del plan extraordinario PIC que preparan los ministerios de Fomento y Hacienda. También se cierra la puerta al negocio de la generación de energía renovable, sector en el que busca consolidarse como constructora.

La parte adquirida tras realizar oferta a la administración concursal supone alrededor del 15% del negocio de la antigua Isolux. Lantania se ha hecho con el parque de maquinaria, los sistemas, métodos y procedimientos, referencias o bases de datos, entre otros activos. «Tenemos el parque de máquinas y sistemas de la que fue sexta constructora de España. Partimos con una base de cinco estrellas», afirma Federico Ávila. Respecto a las máquinas, entre las que se incluye una tuneladora, habrá desinversiones para redimensionar las existencias al tamaño de la empresa.

Isolux Corsán fue declarada en concurso de acreedores en julio de 2017 con 257 sociedades en 60 países y un agujero patrimonial de más de 3.500 millones, tras lo que se abrió el proceso de venta de negocios y activos. La parte adquirida por los directivos fue pretendida por otros dos ofertantes, imponiéndose finalmente el equipo de Ávila en un proceso de sobres cerrados. El 22 de diciembre se firmó la compra-venta y el 5 de marzo vio la luz el auto judicial que permitió el cambio de manos. Desde entonces, los actuales gestores se han dedicado a atender múltiples flecos que permiten el lanzamiento de Lantania como contratista de obra pública.

Fuente: Cinco Días