José María Infante, de espíritu inquieto y emprendedor de profesión, como él mismo se define, tras algunos viajes a Estados Unidos vio cómo el sector del vending allí evolucionaba a pasos agigantados, ofreciendo productos más acordes con la tendencia de alimentación actual, “mientras que en España ni las máquinas ni la gama de artículos habían cambiado desde hace 40 años”, explica Infante, fundador de Smarket.

A partir de aquí su objetivo fue darle la vuelta a un sector “saturado, muy competitivo y antiguo”, y ofrecer una gama de productos adaptados a la demanda actual que incluyera alimentos frescos y no solo procesados, y que la forma de venta no fuera a través de una máquina que solo aceptara efectivo. Hoy en sus mini mercados ofrece más de 410 referencias, además de un espacio fijo para café; de las que un 25% son productos frescos (ensaladas, fruta, zumos..) que se reponen cada dos días, y el resto (como yogures, sushi, batidos o productos de parafarmacia) se van adaptando a la demanda del cliente. De hecho, “ahora hemos incluido cargadores rápidos, regalos o productos electrónicos. Vamos ampliando y adecuándonos a lo que nos piden. Si no funcionan, los retiramos”, apunta Infante.

Para su puesta en escena solo se necesitan unos cinco metros cuadrados libres donde montar el “kiosco”, en el que el cliente coge el producto directamente de una estantería y paga mediante efectivo, tarjeta, aplicación móvil o con cheque restaurante. Un sistema radicalmente opuesto al tradicional y pionero en Europa que, para Infante, supone además “una cuestión de responsabilidad social de las empresas, ya que las personas pasan gran parte de su vida en sus puestos de trabajo”. La tecnología que sustenta la empresa se basa en su sistema llamado marketlaser; un medidor láser por cada canal de producto que permite a Smarket obtener en tiempo real los consumos, agilizar la reposición y el estocaje, solucionar incidencias y “verificar la seguridad, ya que es un lugar abierto que no está atendido por ninguna persona”, explica Infante.

Ha tardado tres años en desarrollar este software de gestión, en el que han invertido 1,8 millones que proceden de recursos propios. Un empeño que ha tenido resultados positivos, con una facturación de 1,3 millones en el pasado año, y un beneficio neto alrededor de 420.000 euros. La plantilla ha crecido, de dos a los 20 empleados actuales.

Fuente: El País