Las compañías españolas se quejan de que no encuentran el talento joven que buscan en un mercado de trabajo donde el paro afecta al 34% de la población activa menor de 25 años frente al 15% de la media europea. Según el estudio El futuro del empleo y las competencias profesionales del futuro: la perspectiva de las empresas, elaborado por IESE Business School y presentado esta mañana en Madrid por el exdirector general de la escuela, Jordi Canals, el 72% de las grandes empresas tienen dificultades para cubrir los puestos de trabajo que ofrecen. Aunque la investigación no tiene en cuenta las condiciones y sobre todo los salarios ofertados por estas corporaciones —que pueden estar detrás de parte de esos desajustes— las organizaciones sostienen que los jóvenes carecen de algunos conocimientos, competencias y actitudes que son requisito indispensable para formar parte de sus plantillas.

En un entorno en el que el modelo laboral está cambiando por el empuje de las nuevas tecnologías, las empresas detectan las mayores brechas entre la formación de los jóvenes y los puestos que ofrecen precisamente en el conocimiento de esas nuevas tecnologías, donde el 68% de las 53 compañías encuestadas, no encuentran candidatos; y en el manejo de idiomas (52%). Pero el desajuste no afecta solo a estas cuestiones. En relación con las capacidades de los jóvenes universitarios aspirantes, el 56% de las organizaciones encuentran que no saben trabajar en equipo y el 52% que las dotes de comunicación siguen siendo un hándicap, lo mismo que ocurre con la capacidad de ejecución para el 38% de las empresas consultadas.

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En el caso de los graduados en formación profesional, el informe de IESE muestra que tienen los mismos problemas de encaje en los perfiles requeridos por las organizaciones y en igual grado en lo que respecta a la competencia de comunicación y el dominio de lenguas, sin embargo, a estos jóvenes el conocimiento de las nuevas tecnologías les falla algo menos (48%), lo mismo que su capacidad de trabajar en equipo (48%). Idéntica situación se da cuando se valoran sus actitudes.

El estudio muestra que las mayores brechas entre los aspirantes y las ofertas de empleo se producen en la capacidad de adaptación y resiliencia, donde el 72% de las empresas piensa que los universitarios fallan y solo el 52% de los graduados de FP. En cuestiones de iniciativa y espíritu emprendedor, otras de las brechas más destacadas del estudio, los universitarios responden mejor a las demandas de las compañías que los titulados de formación profesional.

Aunque las empresas se lamenten de que no disponen de tantos graduados de FP como les gustaría, sobre todo de FP Dual, según María Luisa Blázquez, investigadora de IESE autora del estudio, lo cierto es que ellas siguen apostando en sus contrataciones por los universitarios, el 67% frente al 17%. Y lo justifican diciendo que la FP Dual tiene baja penetración, que los estudios no responden a los contenidos que se necesitan o que estos graduadados no disponen del mismo recorrido profesional que los que salen de la Universidad.

Lo que todos ven claro es que hay un problema en el sistema educativo español, donde las organizaciones empresariales querrían tener un papel más activo para ayudar a corregir el desfase entre la formación y las necesidades de las empresas. Los expertos miran hacia el modelo anglosajón, que prima la práctica sobre la teoría, pues capacidades y competencias son tan necesarias o más que los conocimientos, en opinión de los representantes de IESE. Y también del consejero delegado de Amadeus, Luis Maroto: «Los anglosajones tienen perfiles más completos de los que encontramos en Francia o en España, donde la formación es más técnica». Maroto asegura que las empresas también tienen la responsabilidad de sugrafar la formación continua de sus trabajadores para que no se queden obsoletos. «En Amadeus creemos en la incorporación de la gente joven y creemos en el desarrollo interno», ha afirmado.

Las empresas participantes en el estudio opinan que los desajustes entre la oferta y la demanda laboral se van a agudizar en los próximos cinco años. «Nos movemos de una sociedad que ha protegido el empleo históricamente a otra que debe proteger la empleabilidad, en la que si se pierde el trabajo, se tenga la capacidad de volver a encontrar otro rápidamente», ha afirmado Jordi Canals, para quien el sistema educativo es disfuncional y necesita un papel central de las empresas. 

Fuente: El País